Los de arriba, copiones de los de afuera, desprecian a los de abajo y adentro: el pueblo es el coro del héroe. Los "ignorantes" no hacen las historia: la reciben hecha.
Poco o ningún espacio ocupan, en los textos que enseñan el pasado americano, las rebeliones indígenas que fueron continuas desde 1493, y las rebeliones negras, también continuas desde que Europa realizó la hazaña de establecer la esclavitud hereditaria en América.
Para los usurpadores de la memoria, para los ladrones de la palabra, esta larga historia de la dignidad no es más que una sucesión de actos de mala conducta. La lucha por la libertad empezó el día que alzaron su espada los próceres de la independencia; y esa lucha concluyó cuando los doctores redactaron, en cada país recién nacido, una bella Constitución que negaba todos los derechos al pueblo que había puesto los muertos en el campo de batalla.
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